Recuperación de ullastres Yamadori
Este artículo sobre la recuperación de ullastres yamadori está realizado con parte del material didáctico usado en el curso monográfico de “Ullastres” de la Escola de Bonsai Menorca
En este artículo trataré la recuperación típica de los ullastres yamadori en “bolsa de plástico”. Si bien esta técnica es especialmente útil en ullastre, también posible aplicarla en otros latifolios de brotación fácil ( Quercus, Phillyrea, Ligustrum, Rhamnus, Pistacia, etc).
La idea es simple; sacar el árbol del suelo y después de prepararlo adecuadamente, disponerlo cubierto con una bolsa de plástico negro. Esto hace creer al árbol que ha sido enterrado. Éste reaccionará con una brotación vigorosa con la intención de alcanzar la luz.
Este es un buen sistema para la recuperación doméstica. En cambio si se dispone de invernadero no será necesario, ya que el árbol estará en atmósfera saturada de humedad produciéndose un efecto similar al de la bolsa oscura.
Para empezar, si es posible, prepararemos con anterioridad el árbol en el campo. Allí es recomendable cortar todas las ramas antes de recuperarlo, de modo que cuando queramos extraerlo disponga de ramificación nueva.
Esto garantiza que la circulación de savia esté activa ya que a veces, en árboles muy viejos, cuando hacemos coincidir la poda drástica con el corte re raíz radical, la planta queda excesivamente parada. Esto retrasa la brotación y aumenta el riesgo de padecer infecciones.
Tanto se haya podado previamente como no, a la hora de recuperarlos, hemos de eliminar toda la parte aérea. Recordad que en este tipo de especies no sirve de nada disponer de ramas gruesas, ya que no podremos trabajarlas como coníferas. Esto hace que siempre prefiramos trabajar con ramitas jóvenes.
Al extraer el árbol debemos cortar la parte superior de forma adecuada. No dejar el tronco demasiado largo ni demasiado corto. No debemos plantearnos ni frentes, ni nebari, ni forma alguna. En estos momentos lo único que nos ha de preocupar es la vida del árbol.
Justo lo hayamos sacado (no es necesario extraer raíces, pero sí algo de la base que se encontraba bajo tierra), envolveremos la base en plástico. Si el suelo estaba seco, ayudará llevar un pulverizador con agua y mojar la base antes de envolverla en plástico.
Una vez en casa, dispondremos el Araki para su limpieza y preparación.
El primer paso es limpiar los restos de tierra con agua a presión.
Después, realizamos un corte limpio con la herramienta adecuada al grosor de la base. Vigilad al cortar ya que a veces el excesivo movimiento de sierras y demás produce daños en la corteza que nos restaran opciones de éxito.
Una vez serrado y refinado el corte de la sierra con un cutter o similar, volvemos a limpiar con agua para eliminar restos de serrín. Esto es importante ya que sería un foco de infecciones.
Si estamos en una época de crecimiento, es recomendable dejar el árbol en remojo una horas para que rehidrate y sature los vasos interiores, de este modo evitaremos embolias por cavitación que retrasarán en arraigo.
Se puede añadir al agua algún producto a base de aminoácidos libres con un perfil adecuado para enriquecer los tejidos que deberán empezar la rizogénesis, o mejor con extracto puro de algas, ya que aparte de los aminoácidos necesarios, aportará polisacáridos y péptidos útiles en la regeneración celular de las heridas.
Una vez limpio y rehidratado, debemos aplicar hormonas de enraizamiento en los bordes de los cortes donde exista cambium. No tiene ninguna utilidad aplicarlas al resto del corte. En mi caso utilizo hormonas líquidas ya que me facilitan este trabajo.
Una vez aplicadas las hormonas de enraizamiento, debemos cubrir todos los cortes de la base, a excepción del borde exterior donde las hemos aplicado.
Dependiendo del producto, será necesario dejar que seque un poco antes de plantarlo, ya que muchas de las pastas selladoras son solubles, y al regar, se desharán estropeando el sustrato.
Para plantar el ullastre yamadori, utilizaremos un sustrato estéril y muy poroso. Una mezcla de pomice y Akadama será adecuado.
Ataremos al árbol firmemente a la maceta. Utilizando cuantos tensores sean necesarios. Es conveniente proteger con algún material elástico las zonas vivas donde apoyemos los alambres, procurando así mismo no dañar ni corteza ni Shari.
Una vez atado ha de quedar tan firme que podamos levantar árbol y maceta sin que se produzca movimiento alguno de la base.
Esto es importante, ya que al producirse la rizogénesis, las nuevas raíces son muy débiles y la parte absorbente de éstas son los finísimos pelos capilares, muy frágiles. El mero hecho de regar produce la rotura de algunos de estos pelos, por tanto es necesario asegurar el árbol contra todo tipo de movimientos.
Una vez plantado, regamos hasta que salga el agua limpia por los agujeros de drenaje.
Una vez regado, realizamos otro riego con algún producto que contenga aminoácidos y vitaminas del grupo B tipo Enrraigard
Ahora protegeremos el tronco para que la bolsa de plástico no llegue a estar en contando con el mismo, ni con los brotes que vayan apareciendo, ya que es ese caso se quemarían o pudrirían. Para ello disponemos de alambres en las zonas más exteriores del Yamadori.
Una vez dispuestos estos alambres, sellaremos todos los cortes existentes, ya sean grandes o pequeños, con una pasta selladora adecuada.
Tapamos el conjunto con la bolsa de plástico negro.
Y finalmente atamos la base (yo uso cinta adhesiva) a la maceta de forma que quede hermético.
La parte superior es recomendable dejarla solamente atada, para tener un lugar por donde observar la evolución
En este caso, a las tres semanas se empieza a ver un engrosamiento en las ramas más jóvenes.
Días más tarde, estos brotes ya son evidentes.
En estos momentos hay que conservar la bolsa cerrada hasta que los brotes alcancen unos 5cm. Después la iremos abriendo de forma progresiva, para que la incipiente vegetación vaya adecuando su traspiración a las condiciones exteriores. No hay que tener prisa. En ocasiones se pierde la brotación por destapar prematuramente la bolsa. Esto puede llegar a ocasionar la muerte del árbol.
Generalmente (dependiendo de la especie y época fenológica), estos árboles brotan simultaneamente en la parte aérea y raíz. Pero hay casos en que las ramas aparecen sin que se haya producido rizogénesis. Esto suele ocurrir cuando no se han realizado los pasos correctamente. Si el árbol está bién sellado, se han utilizado las hormonas de forma adecuada (un exceso de éstas produce el efecto contrario), se ha utilizado algún desinfectante en el suelo, y en ningún caso los cortes inferiores se han secado, la garantía de enraizado es total.
La única intervención posterior al arraigo ha de ser la selección de brotes en lugares donde han nacido más de dos.
A excepción de los brotes basales, que eliminaremos lo antes posible, el resto lo dejaremos hasta que alcance un grosor suficiente para garantizar que no se producirá retirada de savia en ninguna parte del tronco.
En los lugares donde existan más de dos brotes, dejamos solo uno. Esto no frenará el crecimiento, y en cambio nos facilitará el trabajo de formación cuando tengamos que empezar el modelado.
Aunque veamos que una rama está mal situada para el diseño, ya sea que crece en el interior de una curva, hacia delante, etc., la dejaremos para que la totalidad del tronco recupere su vitalidad. Ya llegará el momento de seleccionar, pero ahora nos limitamos a dejar una rama en cada punto.
Un año más tarde.
En este momento ya disponemos del vigor suficiente como para empezar el modelado